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lunes, 9 de junio de 2014

¿Transparencia? ¿Cuál?

Ahora que la Presidencia de la compañía viene hablando de transparencia en todos los procesos, y de la convocatoria e invitación a que los trabajadores asumamos con responsabilidad dichas interpretaciones, se hace bien necesario que como afectados de las estrategias dañinas, también, solicitemos explicaciones sobre muchas mentiras y falacias construidas con el ánimo de comprar consciencias, abusar de ingenuos y fabricarle justificaciones  a los tránsfugas politiqueros de turno.

¿Cuál transparencia nos tratan de probar, la física o la moral que exige y enseña la ética? Porque si es la primera, tenemos que reconocer que al otro lado se ven a todos los agentes venenosos que han venido a acabar con nuestras fuentes de recursos públicos y a aniquilar nuestros empleos, con la complicidad y ayuda de los gobiernos que nos rigen. Ahora, si es la segunda, debemos aclarar que se está muy lejos del logro de tales objetivos, pues la realidad observada deja en entredicho a quienes no tienen sino el argumento adjetivo y no sustantivo para reclamar lo que quieren alcanzar.

Esta administración ha comprado de todo, incurriendo por supuesto, en el detrimento patrimonial más espantoso que nadie quiere asumir seriamente en investigaciones, con el fin de recuperar los dineros enterrados en los indeseables proyectos que no han tenido ni arrojado resultados. Cada vez que se acerca un evento para hacer lanzamientos fallidos, se recurre a todo tipo de revistas y de la prensa hablada y escrita, con ciertos fines, y al mes, a lo sumo, se obtiene el premio o el galardón pretendido. Con la desdicha real que después nos enteramos que todo era una farsa y una jugada para esconder las trampas que conlleva cualquier decisión no planeada ni estudiada.

¿Será que maquillar cifras, esconder buenos resultados, comprar consciencias y ocultar excelentes realidades, son actos que perfeccionen el campo de la ciencia de la ética? Por supuesto que no. Las actuaciones morales que, en conjunto, construyen el terreno amplio de la norma objetiva humana se ven asaltadas cada vez que el hombre demuestra su estado animal con sus comportamientos.  Mucho más evidente se vuelve la prueba, cuando se pretende engañar al otro con hechos sin fundamento que acercan al individuo al espacio  que lo identifica con la delincuencia y que lo iguala con los subversivos que se busca corregir.

Los despidos masivos para borrar al que ha construido la historia, se convierten en un genocidio de la cultura laboral y la entrega de algo que está funcionando bien demuestra la incapacidad para administrar, que ya hemos denunciado desde hace mucho rato. El cambio de las buenas prácticas y los buenos manejos, por las campañas engañosas y llenas de ineptitud, son las evidencias que nos están dejando quienes no pueden asumir la legalidad como ejemplo. Luego entonces, ¿Transparencia? ¿Cuál?, la etimológica, la que nos enseña la ética o la de los esbirros de lo público.


Junta Directiva

UNIGEEP

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