Nuevamente nos
pronunciamos, en sentido pleno y categórico, contra los métodos utilizados por
la administración de UNE EPM Telecomunicaciones S.A., en las investigaciones llevadas
a cabo en las viviendas de muchos trabajadores. Los mecanismos a los cuales se
están recurriendo, violan, y de lejos, el derecho a la intimidad y la seguridad
de las familias y de todos nuestros compañeros. No estamos en contra de las normas
que conducen al buen uso de un beneficio, pero lo que no podemos aceptar es la
manera riesgosa como se están haciendo las cosas.
Es inconcebible que
se les haya entregado información tan supremamente confidencial a particulares
que vienen desarrollando un procedimiento que dista de toda legalidad. Llegan a
las casas u hogares de los trabajadores, a tomar fotos, y a hacer preguntas imprudentes
y a gritos desde distancias considerables, para luego pasar unos datos
totalmente descontextualizados que perjudican a quienes después resultan implicados
en investigaciones y en procesos disciplinarios que se fundamentan en hechos
que no guardan ninguna relación con la realidad, solo buscando crear un pánico
general para aplicar la estrategia macabra de aburrir al perseguido.
No es posible que
se vulnere de una manera tan censurable y olímpica la confidencialidad de una
información tan sensible, en donde está la integridad total de los trabajadores
y sus familias, y que se les entregue a personas inescrupulosas que vienen
haciendo lo que les da la gana con ella. El conocimiento que tenemos en nuestro
poder de casos aberrantes, es ya considerable y resaltamos el grave riesgo de
muerte a que se está sometiendo a nuestros compañeros, muchos de ellos con
problemas de seguridad, con lo que deducimos y concluimos que lo que se
pretende es entregarles, entre muchos otros objetivos, las coordenadas y pistas
a terceros, sin importar lo que puedan hacer después. ¿Quién sabe cómo se
seleccionaron a los responsables del manejo de estos datos?
Se hace demasiado
contradictorio que cuando alguien solicita cierta información en el interior de
UNE EPM Telecomunicaciones S.A., se le responda que el habeas data lo impide,
pero que a un tercero, sin ninguna legitimidad de investigador del estado, se
le hayan dado todas las direcciones de muchos de nuestros compañeros. Se vuelve
más delicado cuando a la entidad que tiene bajo la responsabilidad dichas
averiguaciones, solo se le permitan otras actividades, pero que sean licitas,
como bien conocemos su certificado de existencia y representación legal. ¿Cuándo
las violaciones a la intimidad, al buen nombre, a la honra y a la buena imagen,
son lícitas?
El retorcido método
utilizado, no tiene otro fin distinto a que los trabajadores se asusten y luego
salgan a aceptar cualquier ofrecimiento mezquino y miserable, al mejor estilo
de los Señores Carlos Santiago Ospina Vanegas y su palafrenero Juan Pablo
Naranjo Restrepo, personajes que no tendrán ningún recato para lanzar a
nuestros compañeros a la calle y después cobrar sus primas de éxito por la
tragedia que causen. Y para esto tienen de cómplice a Maria Cristina Ibarbo Ríos
funcionaria a la que le conocen algunos de sus pecadillos, pero que usan para
sus fines macabros, y solo le ordenan que se ponga sudadera y tennis para que no
le metan muchos goles en la cacería de brujas que han desatado y para que
presione persiguiendo a los pensionables de nuestra empresa. El Terrorismo psicológico en UNE EPM
Telecomunicaciones S.A. solo prueba la calidad de personajes inescrupulosos
y siniestros que tenemos al frente, pero la constitución y la ley nos
permitirán encontrar las salidas y soluciones a estas ignominias.
“Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros
seamos sus cómplices”
JUNTA DIRECTIVA
UNIGEEP
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