Prohibido
reírse
El miércoles 21 de noviembre de 2018,
la Vicepresidencia de Auditoria Corporativa, publicó un informe en donde se comunica
que EPM se ubica en un nivel bajo de
riesgo de corrupción, para lo cual se utilizó el siguiente preámbulo: “Desde hace
más de 10 años, EPM participa voluntariamente en la Medición de Transparencia
Empresarial, Capítulo Servicios Públicos, que promueve la Corporación
Transparencia por Colombia”. Este reconocimiento no deja de ser otra de las
salidas orondas de una administración cada vez más carcomida por la podredumbre
de muchos de sus funcionarios.
Raro es que la Corporación
Transparencia por Colombia entre siempre a legitimar, con sus repentinas
afirmaciones, las actuaciones de quienes han sumido a nuestras entidades en las
más perjudiciales de sus crisis. Sobre todo ahora que ha llegado el Señor Oscar
Alberto Cano Castrillón, a la Auditoria de EPM, quien en ese mismo cargo en UNE
EPM Telecomunicaciones S.A., frente a denuncias graves de nuestra parte, no
hiciera absolutamente nada. Por el contrario y coincidencialmente, apareció un aval de esta misma institución asegurando
que la compañía estaba fuera de peligro ante las amenazas inminentes y ciertas
de corrupción interna, aquella que hoy es más evidente que nunca.
Es muy claro que la corrupción e
ilícitos que promueven los intercambios delincuenciales, mediante la puerta
giratoria existente en el Grupo Empresarial EPM, y que suscitan los
nombramientos de personajes inicuos, son la figura con que se nos están robando
las entidades del estado, y para ello se valen de corporaciones, de un supuesto
alto turmequé, que entran a legitimar las acciones deshonestas y deshonrosas
con galardones y declaraciones que solo buscan tapar y encubrir los distintos
escenarios inmundos que nos están generando tanta tragedia, impotencia y
preocupación. Por eso es apenas entendible el entramado utilizado que han
montado, en donde no se pueden denunciar entre sí, pues todos son compinches.
Una administración con un Gerente
General de la talla mediocre del Señor Jorge Londoño de la Cuesta, que encubre
subalternos untados de actos indebidos, no se puede dar el lujo de conseguir menciones honorificas de
una entidad sería e investigativa y de una trascendencia de confianza. Solo las
distinciones que emite la Corporación Transparencia por Colombia hacen valer
las falacias de estos obscuros personajes; porque siendo el patriotismo el
último refugio de un canalla, según Samuel Johnson; en la más noble lengua la
propia alabanza es vil, según Pedro Calderón de la Barca; y cuando se compran
lisonjas para esconder actos de corrupción, se cae en las sutilezas más indignas
y abominables, que adquieren la más alta peligrosidad en un funcionario del
estado.
Si estamos equivocados, entonces que
nos expliquen, ¿Por qué el Señor Jorge Londoño de la Cuesta argumenta que no
tiene que ver con UNE EPM
Telecomunicaciones S.A., cuando EPM tiene acciones en ella y él es el
Presidente de su Junta Directiva? Igualmente, ¿por qué ha dejado enlodar a
nuestra casa matriz, con lo de Hidroituango, cuando existen los documentos que
la eximen de muchas responsabilidades? ¿Por qué no denuncia a su antecesor Juan
Esteban Calle Restrepo, quien se robara nuestros secretos empresariales para
entregárselos al Grupo Argos? ¿Por qué no ha denunciado la cantidad de negocios
e inversiones ilícitas en el extranjero? ¿Por qué sigue permitiendo la puerta
giratoria que promueven algunos de sus subalternos? Solo por una razón, porque
todos son cómplices, y en la mafia que los congrega, como forajidos, no se
admiten delaciones. Por lo tanto, Prohibido reírse por las condecoraciones
de transparencia precitadas.
“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en
vano”
Goethe
JUNTA
DIRECTIVA JUNTA DIRECTIVA
UNIGEEP UNITRATEL
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