Son muchas las ilusiones enterradas en
Medellín, la región de Antioquia y Colombia, con ocasión de las formulas
aplicadas a los distintos pagos tarifarios. Las entidades prestadoras de
servicios públicos domiciliarios y en general, abusan todos los días de las
laxitudes que dejan las leyes que les permiten hacer cobros exagerados por la
venta de agua, energía, gas y teléfono. Se vuelve insistente estar repitiendo
el viejo lema que la gente tiene que escoger entre cancelar las cuentas
excesivas y comer. Así de claro.
Desde meses pasados denunciamos el adelanto
irregular del cobro exagerado, por causa del fenómeno del niño. Lo que pudimos
soslayar es que la idea era la de adelantar un traído decembrino de
proporciones mayúsculas, a los que han vuelto nuestra empresa un foco de
corrupción burocrática al margen de la constitución y la ley. Mientras a los
trabajadores y a la comunidad se les imponen reglamentos arbitrarios y tarifas
criminales, los encopetados amigos de la administración más infame de todos los
tiempos gozan de unas gabelas salariales y beneficios de monta mayor.
Lo más criticable es que tan pronto se cae el
argumento del fenómeno del niño, por las lluvias a cantaros en toda la región,
a nadie se la ha devuelto un solo peso, ni se ha pensado en reversar las
medidas tomadas con ocasión del teatro que se montara para imponer lo que a
todas luces fue un atraco a las familias de escasos recursos. Las grandes sumas
de dineros recaudados, algunas irán a parar a las arcas de una alcaldía que
tiene que pagar exagerados compromisos de índole politiquera y desviar otros
recursos para poder tapar el engendro de prostitución infantil y de degradación
social en todos los sentidos, y demás actuaciones de inseguridad de la ciudad.
Las otras sumas cuantiosísimas, de dineros
arrebatados a los medellinenses, antioqueños y colombianos, seguirán
auspiciando inversiones fraudulentas en países latinoamericanos, con el supuesto
ánimo de expandir la cobertura de una empresa que se suponía socialmente de
carácter meramente regional o al menos nacional. Esto mientras territorios
enteros de nuestra nación, se están quedando sin unos servicios básicos que
puedan menguar las necesidades de quienes merecen un bienestar definido y
definitivo, y no el que EPM Sin Fronteras quiere.
La pretensión de esta administración, valga la
insistencia y reiteración, es terminar de saquear a las familias que cada vez
ven sus esperanzas de soluciones más distantes; y no porque no haya de donde,
sino a causa de que unos muy pocos se están apropiando de lo que les pertenece:
primero como quiera que EE.PP.M es de la comunidad; y segundo dado que los
cobros exagerados contienen dineros que deberían ser devueltos con exenciones
de todo tipo social. El Sistema
Tarifario Perverso está a punto de lograr lo que muchos no hemos podido
conseguir: el despertar de una sociedad que ha estado de espaldas a la realidad
de violencia económica que se le impone.
Junta Directiva
UNIGEEP
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