Luego de
casi doce años infringiendo normas para perjudicar a un número grandísimo de
trabajadores, hemos recibido la grata noticia del despido del señor Carlos
Santiago Ospina Vanegas, quien se creyera el amo y dueño de los derechos
laborales de todo el mundo en Las Empresas Públicas de Medellín. Este hecho no
nos debería llenar de tanta satisfacción, si se tratara de un empleado común
comprometido, para bien, con la entidad, pero en la medida en que este
funcionario llenara de tragedia a muchas familias, es todo un logro poder narrar
este suceso.
Fueron
muchos los males que el señor Ospina Vanegas, le causara no sólo a los
trabajadores, pues nuestra organización salió afectada con las constantes
negativas, orientadas por él, para que hasta el momento no hayamos podido
detallar una Convención Colectiva de Trabajo que pueda reunir las soluciones a
un buen número de trabajadores afiliados a UNIGEEP. Contando adicionalmente, su
forma despectiva para tratar a quienes hemos estado en las diferentes mesas de
negociación que se dieron con ocasión del Pliego de Peticiones que continúa
vigente, hasta ahora.
El
desprecio invariable por las razones de los demás, se vio reflejado en cada una
de las posturas de poder que siempre impuso en sus reconocidas y acostumbradas
interpretaciones erradas del derecho laboral y colectivo. El acomodamiento
permanente de la norma para convertir en desgracia la vida de los trabajadores,
repetimos, fue una constante interminable en el historial del señor Ospina
Vanegas. Claro que a sus áulicos, aquellos que le acolitaron todo tipo de
vejámenes, les fue muy bien a su lado; pero esperamos que con el acontecer de
mejores etapas a estos también les llegue su merecido castigo. Mismo que puede
sucederles en el intervalo menos esperado.
Fueron
muchas las ocasiones en que de nuestra parte le expresáramos, a través de
distintos escritos, que el poder en el hombre es una situación de puros
espacios temporales, que en cualquier santiamén se cae causando daños y
lesiones irreversibles, pero recibimos lamentablemente respuestas cada vez más
llenas de prepotencia y arrogancia. Esas actuaciones no se pudieron compadecer
nunca con el cargo que ostentaba, el de jefe de relaciones laborales. Triste y
lastimoso que las razones que nos asistieron por tan largos años, apenas hoy
vayan mostrando los efectos que requeríamos todos los trabajadores para el
desarrollo de un mejor ambiente laboral en nuestra gran empresa.
Esperamos
que los cambios propiciados a través de la salida intempestiva del señor Carlos
Santiago Ospina Vanegas, redunden en el buen desarrollo de unas óptimas
condiciones laborales para todos los trabajadores y para las organizaciones
sindicales que encuentran en el interior de las Empresas Públicas de Medellín.
La administración de la entidad debería reivindicar los espacios que tanto
asegura defender, en materia sindical, y reiniciar los encuentros sinceros que
definan y solucionen situaciones que se hayan congeladas producto de posiciones
que en nada benefician los intereses generales de todos los involucrados con
nuestra alma mater laboral. El título de Por
fin cayó se lo estamos dedicando a
quien nos dejara sólo desdicha en su paso. Así tengamos que seguir sin entender
como a un hombre lo llena de gozo el quitarle derechos a los trabajadores, para
generar la angustia y zozobra que causó. Las canalladas conocidas no tendrán
nunca explicación.
La maldad en el hombre, es la prueba
fehaciente de su poco valor y de la cobardía que envuelve sus impúdicas
actuaciones.
Junta Directiva
UNIGEEP
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