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domingo, 5 de octubre de 2014

Por Fin Cayó

Luego de casi doce años infringiendo normas para perjudicar a un número grandísimo de trabajadores, hemos recibido la grata noticia del despido del señor Carlos Santiago Ospina Vanegas, quien se creyera el amo y dueño de los derechos laborales de todo el mundo en Las Empresas Públicas de Medellín. Este hecho no nos debería llenar de tanta satisfacción, si se tratara de un empleado común comprometido, para bien, con la entidad, pero en la medida en que este funcionario llenara de tragedia a muchas familias, es todo un logro poder narrar este suceso.

Fueron muchos los males que el señor Ospina Vanegas, le causara no sólo a los trabajadores, pues nuestra organización salió afectada con las constantes negativas, orientadas por él, para que hasta el momento no hayamos podido detallar una Convención Colectiva de Trabajo que pueda reunir las soluciones a un buen número de trabajadores afiliados a UNIGEEP. Contando adicionalmente, su forma despectiva para tratar a quienes hemos estado en las diferentes mesas de negociación que se dieron con ocasión del Pliego de Peticiones que continúa vigente, hasta ahora.

El desprecio invariable por las razones de los demás, se vio reflejado en cada una de las posturas de poder que siempre impuso en sus reconocidas y acostumbradas interpretaciones erradas del derecho laboral y colectivo. El acomodamiento permanente de la norma para convertir en desgracia la vida de los trabajadores, repetimos, fue una constante interminable en el historial del señor Ospina Vanegas. Claro que a sus áulicos, aquellos que le acolitaron todo tipo de vejámenes, les fue muy bien a su lado; pero esperamos que con el acontecer de mejores etapas a estos también les llegue su merecido castigo. Mismo que puede sucederles en el intervalo menos esperado.

Fueron muchas las ocasiones en que de nuestra parte le expresáramos, a través de distintos escritos, que el poder en el hombre es una situación de puros espacios temporales, que en cualquier santiamén se cae causando daños y lesiones irreversibles, pero recibimos lamentablemente respuestas cada vez más llenas de prepotencia y arrogancia. Esas actuaciones no se pudieron compadecer nunca con el cargo que ostentaba, el de jefe de relaciones laborales. Triste y lastimoso que las razones que nos asistieron por tan largos años, apenas hoy vayan mostrando los efectos que requeríamos todos los trabajadores para el desarrollo de un mejor ambiente laboral en nuestra gran empresa.

Esperamos que los cambios propiciados a través de la salida intempestiva del señor Carlos Santiago Ospina Vanegas, redunden en el buen desarrollo de unas óptimas condiciones laborales para todos los trabajadores y para las organizaciones sindicales que encuentran en el interior de las Empresas Públicas de Medellín. La administración de la entidad debería reivindicar los espacios que tanto asegura defender, en materia sindical, y reiniciar los encuentros sinceros que definan y solucionen situaciones que se hayan congeladas producto de posiciones que en nada benefician los intereses generales de todos los involucrados con nuestra alma mater laboral. El título de Por fin cayó  se lo estamos dedicando a quien nos dejara sólo desdicha en su paso. Así tengamos que seguir sin entender como a un hombre lo llena de gozo el quitarle derechos a los trabajadores, para generar la angustia y zozobra que causó. Las canalladas conocidas no tendrán nunca explicación.

La maldad en el hombre, es la prueba fehaciente de su poco valor y de la cobardía que envuelve sus impúdicas actuaciones.


Junta Directiva

UNIGEEP



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