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martes, 14 de abril de 2015

Corrupción en el Metro de Medellín









 Corrupción en el Metro de Medellín


abr. 10 Edición impresaRegional Comentarios desactivados

El Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana asegura que se están clonando tarjetas de operación para mover los vagones de los trenes del sistema, sin control alguno de calidad, poniendo en peligro la vida de miles de pasajeros. En un año, el Metro ha presentado 128 fallas técnicas


El metro de Medellín es una de las obras más modernas en su género.

Ricardo Arenales

El metro de Medellín, catalogado no solo como una de las obras de ingeniería más costosas del país, sino como uno de los sistemas de transporte masivo más modernos, depende casi en su totalidad de tecnología suministrada por la multinacional Siemens, de capital alemán. Sus vagones son ensamblados en España y la matriz alemana suministra todos los insumos tecnológicos, que, al ser instalados en suelo antioqueño, son movidos por un complejo sistema electrónico guiado por una moderna tarjeta de operaciones que, se supone, debería ser facilitada también por la Siemens.
La entrega de las tarjetas electrónicas para la movilidad del complejo sistema no se ajusta a las condiciones inicialmente pactadas al momento de poner en funcionamiento el sistema metro. Recientemente se ha conocido que estas tarjetas, que deberían ser suministradas por la empresa Siemens, en realidad son hechas en Medellín por la empresa Sytecsa S.A. sin tener autorización para ello, en una típica operación de clonación que el Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, que ha hecho la denuncia, califica como “monstruoso acto de corrupción”.
Lo que el Movimiento Cívico de Medellín teme es que las mencionadas tarjetas electrónicas se estén produciendo sin las mínimas condiciones técnicas y de control de calidad, lo que pondría en riesgo, en un momento dado, la vida de miles de usuarios. Esta afirmación es tanto más grave si se tiene en cuenta que, de acuerdo a estadísticas del DANE de 2011, el Metro de Medellín movilizó 44,6 millones de pasajeros y para 2013, según cifras de la empresa, se movilizaron 202,7 millones de usuarios en todo el sistema Metro.
De confirmarse las denuncias del Movimiento Cívico de Medellín, no sería la primera vez que la empresa del Metro se vea envuelta en escándalos y polémicas por su funcionamiento. Las más notorias tienen que ver con la construcción del sistema, que hoy tiene un cubrimiento de 75 kilómetros en todo el área metropolitana, tuvo sobrecostos superiores al 100%, y la obra, prevista para cinco años, demoró 12.
Obra rodeada de polémicas

La deuda adquirida por el municipio y la nación es de tal manera descomunal, que debió pignorar rentas de gasolina y tabaco por el término de 83 años, siendo además la ciudadanía la que asume la mayor responsabilidad en el pago de la onerosa deuda. Además, la proyección de las obras de ingeniería suscitó polémicas por el daño ambiental, el deterioro de las zonas céntricas de la ciudad, destruyendo barrios ya construidos, con muy buena infraestructura de servicios, y despropósitos urbanísticos como la construcción de una estación del metro encima del parque de Berrío, un ícono cultural de la ciudad.
Cuando aparecieron las primeras sospechas sobre irregularidades en el suministro de tarjetas electrónicas, el entonces gerente de la empresa Metro, Ramiro Márquez Ramírez, recibió el 20 abril de 2012 un detallado informe sobre la fabricación de las tarjetas Sidor, por parte de un técnico de la empresa, Alberto Correa Murillo. Cuatro días después de presentado el informe, el funcionario que lo elaboró fue despedido del cargo.
Para evitar suspicacias de los entes de control, apareció por esos días una ‘certificación’ expedida por la Siemens, en la que se asegura que los consorcios “Sysitech GMBH-Sytecsa S.A., están autorizados a realizar el ensamblaje final, puesta a punto y realizar las pruebas de los componentes fabricados en Brawnschweig. Esto incluye tarjetas electrónicas del sistema ATC para el Metro de Medellín”.
El gerente de operaciones del metro, que conoció el informe, manifestó dudas sobre su autenticidad, pues la mencionada “certificación” fue expedida por un funcionario subalterno de la Siemens y no por la casa matriz alemana. El documento se da después de conocido el incidente de la denuncia, y pidió por consiguiente verificar si había certificaciones anteriores a la fecha del escándalo.
Funcionarios mentirosos
El funcionario pidió establecer si la firma Sytecsa en Medellín estaba fabricando y maquilando las tarjetas de Siemens. Es probable que entonces, funcionarios del Metro, comprometidos en alguna cadena de corrupción, alertaran a Sytecsa, que en tiempo récord de cinco días consiguió la certificación pedida. Entonces, esta empresa envió, el 10 de julio de 2012, una carta a la secretaria general del Metro, Luz Marina Aristizábal, indicando que “nunca Sytecsa ha suplantado a Siemens”. Pero quedó claro que Siemens sólo ha autorizado la comercialización de los equipos.
Para entonces, la Contraloría General de Medellín había iniciado sus propias pesquisas, y solicitó a la empresa Metro absolver un cuestionario sobre el tema. Tanto el ex gerente Márquez Ramírez como la secretaria general, en oficio del 16 de junio de 2012, no tuvieron empacho en afirmar que Sytecsa estaba autorizada para fabricar equipos y aseguraron entonces que el hecho de que las tarjetas se fabriquen en Alemania o en Medellín “no tiene ninguna implicación para la empresa”.
Los dos funcionarios mintieron y mostraron la intención clara de desviar la investigación. Ignoraron además que la Siemens en el futuro puede negarse a comercializar equipos para el Metro, lo que podría paralizar el servicio, pues el sistema en Medellín depende en su totalidad de la tecnología alemana. La situación, de avanzar, podría acarrear problemas con la empresa de seguros, que puede hacer efectivo el pago de multas en las pólizas, pues le han metido gato por liebre al estar amparando una tecnología extranjera que no existe.
Encontrar a los corruptos

Todos estos hechos, sumados, dice la organización denunciante, podrían acarrear un daño patrimonial estimado en 20 mil millones de pesos, en un descomunal acto de corrupción, que terminarían pagando los usuarios de la capital antioqueña.
Gonzalo Álvarez Henao, presidente del Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, suscribió el pasado 27 de mayo una carta, dirigida al presidente Juan Manuel Santos, poniéndolo al tanto de esta situación anómala y reclamándole su intervención urgente en el sistema Metro de Medellín, para evitar mayores daños patrimoniales y preservar la seguridad y la vida de los usuarios y de las operaciones.
Al final del texto enviado al Ejecutivo, el Movimiento Cívico pide al primer mandatario indagar por un inventario de requerimientos y necesidades de repuestos y tarjetas electrónicas fabricadas por Siemens; copia de las certificaciones de importación de la compra de las tarjetas y demás equipos de la transnacional Siemens en los últimos diez años, los registros de importación de la tarjetería para los trenes nuevos, construidos en España, y otras medidas que lleven a determinar en qué sitio, finalmente, fueron fabricadas dichas tarjetas, si hubo un acto de falsificación y los controles de calidad existentes. Una investigación semejante podría establecer responsabilidades administrativas y penales y deducir los correctivos a que haya lugar.

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