Corrupción en el Metro de Medellín
abr.
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El Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana asegura que
se están clonando tarjetas de operación para mover los vagones de los trenes
del sistema, sin control alguno de calidad, poniendo en peligro la vida de
miles de pasajeros. En un año, el Metro ha presentado 128 fallas técnicas
El metro de Medellín es una de las
obras más modernas en su género.
Ricardo Arenales
El metro de Medellín, catalogado no
solo como una de las obras de ingeniería más costosas del país, sino como uno
de los sistemas de transporte masivo más modernos, depende casi en su totalidad
de tecnología suministrada por la multinacional Siemens, de capital alemán. Sus
vagones son ensamblados en España y la matriz alemana suministra todos los
insumos tecnológicos, que, al ser instalados en suelo antioqueño, son movidos
por un complejo sistema electrónico guiado por una moderna tarjeta de
operaciones que, se supone, debería ser facilitada también por la Siemens.
La entrega de las tarjetas
electrónicas para la movilidad del complejo sistema no se ajusta a las
condiciones inicialmente pactadas al momento de poner en funcionamiento el
sistema metro. Recientemente se ha conocido que estas tarjetas, que deberían
ser suministradas por la empresa Siemens, en realidad son hechas en Medellín
por la empresa Sytecsa S.A. sin tener autorización para ello, en una típica
operación de clonación que el Movimiento Cívico de Medellín y el Área
Metropolitana, que ha hecho la denuncia, califica como “monstruoso acto de
corrupción”.
Lo que el Movimiento Cívico de
Medellín teme es que las mencionadas tarjetas electrónicas se estén produciendo
sin las mínimas condiciones técnicas y de control de calidad, lo que pondría en
riesgo, en un momento dado, la vida de miles de usuarios. Esta afirmación es
tanto más grave si se tiene en cuenta que, de acuerdo a estadísticas del DANE
de 2011, el Metro de Medellín movilizó 44,6 millones de pasajeros y para 2013,
según cifras de la empresa, se movilizaron 202,7 millones de usuarios en todo
el sistema Metro.
De confirmarse las denuncias del
Movimiento Cívico de Medellín, no sería la primera vez que la empresa del Metro
se vea envuelta en escándalos y polémicas por su funcionamiento. Las más
notorias tienen que ver con la construcción del sistema, que hoy tiene un
cubrimiento de 75 kilómetros en todo el área metropolitana, tuvo sobrecostos
superiores al 100%, y la obra, prevista para cinco años, demoró 12.
Obra rodeada de polémicas
La deuda adquirida por el municipio y
la nación es de tal manera descomunal, que debió pignorar rentas de gasolina y
tabaco por el término de 83 años, siendo además la ciudadanía la que asume la
mayor responsabilidad en el pago de la onerosa deuda. Además, la proyección de
las obras de ingeniería suscitó polémicas por el daño ambiental, el deterioro
de las zonas céntricas de la ciudad, destruyendo barrios ya construidos, con
muy buena infraestructura de servicios, y despropósitos urbanísticos como la
construcción de una estación del metro encima del parque de Berrío, un ícono
cultural de la ciudad.
Cuando aparecieron las primeras
sospechas sobre irregularidades en el suministro de tarjetas electrónicas, el
entonces gerente de la empresa Metro, Ramiro Márquez Ramírez, recibió el 20
abril de 2012 un detallado informe sobre la fabricación de las tarjetas Sidor,
por parte de un técnico de la empresa, Alberto Correa Murillo. Cuatro días
después de presentado el informe, el funcionario que lo elaboró fue despedido
del cargo.
Para evitar suspicacias de los entes
de control, apareció por esos días una ‘certificación’ expedida por la Siemens,
en la que se asegura que los consorcios “Sysitech GMBH-Sytecsa S.A., están
autorizados a realizar el ensamblaje final, puesta a punto y realizar las
pruebas de los componentes fabricados en Brawnschweig. Esto incluye tarjetas
electrónicas del sistema ATC para el Metro de Medellín”.
El gerente de operaciones del metro,
que conoció el informe, manifestó dudas sobre su autenticidad, pues la
mencionada “certificación” fue expedida por un funcionario subalterno de la
Siemens y no por la casa matriz alemana. El documento se da después de conocido
el incidente de la denuncia, y pidió por consiguiente verificar si había
certificaciones anteriores a la fecha del escándalo.
Funcionarios mentirosos
El funcionario pidió establecer si la
firma Sytecsa en Medellín estaba fabricando y maquilando las tarjetas de
Siemens. Es probable que entonces, funcionarios del Metro, comprometidos en
alguna cadena de corrupción, alertaran a Sytecsa, que en tiempo récord de cinco
días consiguió la certificación pedida. Entonces, esta empresa envió, el 10 de
julio de 2012, una carta a la secretaria general del Metro, Luz Marina
Aristizábal, indicando que “nunca Sytecsa ha suplantado a Siemens”. Pero quedó
claro que Siemens sólo ha autorizado la comercialización de los equipos.
Para entonces, la Contraloría General
de Medellín había iniciado sus propias pesquisas, y solicitó a la empresa Metro
absolver un cuestionario sobre el tema. Tanto el ex gerente Márquez Ramírez
como la secretaria general, en oficio del 16 de junio de 2012, no tuvieron
empacho en afirmar que Sytecsa estaba autorizada para fabricar equipos y
aseguraron entonces que el hecho de que las tarjetas se fabriquen en Alemania o
en Medellín “no tiene ninguna implicación para la empresa”.
Los dos funcionarios mintieron y
mostraron la intención clara de desviar la investigación. Ignoraron además que
la Siemens en el futuro puede negarse a comercializar equipos para el Metro, lo
que podría paralizar el servicio, pues el sistema en Medellín depende en su
totalidad de la tecnología alemana. La situación, de avanzar, podría acarrear
problemas con la empresa de seguros, que puede hacer efectivo el pago de multas
en las pólizas, pues le han metido gato por liebre al estar amparando una
tecnología extranjera que no existe.
Encontrar a los corruptos
Todos estos hechos, sumados, dice la
organización denunciante, podrían acarrear un daño patrimonial estimado en 20
mil millones de pesos, en un descomunal acto de corrupción, que terminarían
pagando los usuarios de la capital antioqueña.
Gonzalo Álvarez Henao, presidente del
Movimiento Cívico de Medellín y el Área Metropolitana, suscribió el pasado 27
de mayo una carta, dirigida al presidente Juan Manuel Santos, poniéndolo al
tanto de esta situación anómala y reclamándole su intervención urgente en el
sistema Metro de Medellín, para evitar mayores daños patrimoniales y preservar
la seguridad y la vida de los usuarios y de las operaciones.
Al final del texto enviado al
Ejecutivo, el Movimiento Cívico pide al primer mandatario indagar por un
inventario de requerimientos y necesidades de repuestos y tarjetas electrónicas
fabricadas por Siemens; copia de las certificaciones de importación de la
compra de las tarjetas y demás equipos de la transnacional Siemens en los
últimos diez años, los registros de importación de la tarjetería para los
trenes nuevos, construidos en España, y otras medidas que lleven a determinar
en qué sitio, finalmente, fueron fabricadas dichas tarjetas, si hubo un acto de
falsificación y los controles de calidad existentes. Una investigación
semejante podría establecer responsabilidades administrativas y penales y
deducir los correctivos a que haya lugar.
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