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viernes, 18 de septiembre de 2020

Señor Álvaro Guillermo, por favor…

Señor Álvaro Guillermo, por favor… 

El retiro del proyecto que busca cambiarle el Objeto Social a EPM, no ha terminado todavía su curso peligroso e inminentemente desastroso, pues las riendas corruptas en que está nuestro ente no dan garantía alguna, y si a esto le agregamos los deseos cortoplacistas del codicioso y angurrioso alcalducho de la ciudad que busca cumplirle a sus padrinos para llenarse sus bolsillos y dedicarse a una vida sibarítica, las cosas se vuelven más delicadas y menos prometedoras. Solo basta observar los negocios cuestionados en que nos han metido para corroborar lo expresado. 

Escuchar al gerentillo de EPM, o muñeco de las mafias de la economía de nuestra región expresándose para exponer la tesis de que nada le va a pasar a nuestra entidad con unos sutiles cambios que necesita, solo da grima y asco. Ni un mercader de vereda engañando a sus ingenuos clientes campesinos lo haría peor. Decir que le van a quitar la ropa al rey para que lo vean vestido sigue siendo un adefesio y una boconada de envergadura mayor. Nos recuerda al noble e ingenuo hombre que gritaba en todo el pueblo que a su hija la habían violado, pero que no le habían robado su honra. 

Pero el insulso gerentillo, continúa luchando por dar a entender su obra funesta, e introduce en su discurso lo de la economía naranja, una abstracción que no ha podido concebir ni su peor expositor el nebuloso Presidente de la Republica. Aun así, el Señor Álvaro Guillermo hace cantinflescos esfuerzos para que los falsos periodistas le puedan cubrir la estulticia de sus palabras. Lo defendible de una idea no amerita mucho arrojo, por ello es bien difícil desviar la atención con algo tan aciago como querer salvar a EPM endosándosela a los que desde adentro y desde afuera la están socavando. 

Le recordamos o le hacemos saber  al agente de los Valencia Cossio, que Empresas Públicas de Medellín, como su nombre lo indica, es de Medellín, así tenga influencia en otros municipios y haya expandido sus operaciones a algunos países de Latinoamérica, y aunque los últimos  alcaldes y gerentes se hayan dedicado a no satisfacer plenamente las necesidades de los habitantes del Área Metropolitana, dejando hasta hace poco tiempo en nuestra capital más de 40 mil familias sin agua potable, lo que requiere nuestra Casa Matriz es un blindaje para que la corrupción, endógena y exógena, no la acabe de arrojar a las entrañas de figuras de clara ilicitud, y que mejor la rescate para lo esencial. 

Generar polémicas mediáticas y atizar el fuego que la mal llamada oposición crea, es el viejo truco de entretener a todos para poder continuar con sus planes trazados. Lleva dos meses dando entrevistas y diciendo que demandarán a los irresponsables constructores pero luego sale a informar que no los van a cambiar y estos mismos terminarán lo que falta de la obra. Tanta parafernalia para continuar en las mismas y con los mismos. Mientras tanto,  estamos a menos de 15 días de retomar la discusión en el concejo sobre el cambio de objeto social. 

Igual sucedió con Electricaribe, tanto afán para asumir la obligación con el gobierno en la subasta de   Caribe Mar, como una gran inversión, en un negocio que nadie más quería, y ahora viene a decir que no sabe si se acogen a la cláusula que les permitiría desistir de este compromiso adquirido desde marzo, para suministrar energía eléctrica a varios departamentos del norte de Colombia. 

El afán de enriquecimiento rápido y fácil, ha llevado a personas inescrupulosas a creer que de la noche a la mañana van a seguir llenando sus bolsillos de efectivo abundante y de cuentas bancarias boyantes fuera del país a costillas de EPM, equivocándose de una forma profunda porque más temprano que tarde las reacciones constitucionales y legales tendrán sus consecuencias. Así pues Señor Álvaro Guillermo, por favor… retrotrayendo lo de la mujer del cesar que bien debe saber, y que no existe razón para reescribirlo, dedíquese a ser y a parecer, para que las salivas de la ambición no resalten en su babero. 

“La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia. La inteligencia tiene sus límites, la tontería no”

Claude Chabrol

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