Sabiendo lo que sobrevenía al primer
fallo, como representantes de UNIGEEP, hicimos pública la sanción contra
Empresas Públicas de Medellín, por su negativa a sentarse a negociar con
nuestra organización. Hecho que está más que evidenciado, no sólo por la
realidad que se observa sino por las pruebas circunstanciales que muestran la
verdad innegable. Conscientes de lo persuasivos que son ciertos poderes,
contrarios a la razón, hicimos la denuncia, frente al hecho que nuestra EPM
está mal orientada, en el sentido que es una de las más grandes violadoras de
los derechos humanos en el país
El sólo hecho de haber presentado tres
Pliegos de Peticiones, nos da la legitimidad para demostrar a profundidad
nuestras buenas intenciones al dialogo, a la concertación y a las salidas
objetivas de cara a las necesidades de los trabajadores. Otra cosa bien
distinta son las actuaciones de quienes vienen haciendo un infierno de lo que
conocíamos, hasta hace pocos años, como la mejor empresa de servicios públicos
del país. No refiriéndonos únicamente al tema de las negociaciones, sino
adentrándonos en terrenos como el de nombramientos indebidos con resoluciones
acomodadas, depuesta de directivos cumplidores de su deber, organigrama
burocrático para llenar espacios politiqueros que tienen la misión de acabar
con nuestra entidad, correos al peor de los estilos mafiosos, entre otros. En
fin, el aglutinamiento más perverso de costumbres que deponen una cultura
ejemplar.
Las explicaciones de Empresas Públicas
de Medellín, con el objetivo de aclarar el levantamiento de la sanción, no
dicen la verdad, como todos sabemos, sobre la realidad que nos ocupa ante las
negociaciones con UNIGEEP. Es muy fácil salir a justificar lo indefendible
cuando se convence al que no mostró los argumentos valederos respecto de las
decisiones que se tomaron en una primera instancia. Pero el poder es el
legitimador de las injusticias que logran desbordar una aplicación exegética de
la norma. No es grato recordar que el aforismo que dice: “a mis amigos lo que
me pidan y a mis enemigos la ley” hoy está más manifiesto que nunca.
La sóla apertura de investigación
iniciada por el Ministerio de Trabajo, contrario a lo que se trata de validar,
es una prueba de la ineptitud y la pusilanimidad de quienes administran nuestra
casa matriz; y la convocatoria al tribunal de arbitramento hecha por la misma
entidad corrobora nuestra crítica, más allá de no sacar a relucir otros
elementos que nos son útiles frente a otros escenarios, nacionales e
internacionales. Para los que hemos hecho crecer la entidad nada, pero para la
ampliación en más de 63 cargos directivos innecesarios, todo. Aunque entre
estos estén llegando los “TATUCOS”, aquellos que volvieron añicos las empresas
anteriores por donde pasaron: UNE EPM Telecomunicaciones, Orbitel y otras de
ingrata recordación, y que hoy tienen la cruel misión de enterrar a las
Empresas Públicas de Medellín. Pero ya están ahí, en un número ya grande, sin
importar sus antecedentes aviesos.
En términos bien resumidos, no nos
puede coger de sorpresa la medida que da a conocer la administración, buscando
cubrirse de las evidencias en su contra, porque frente al poder que da la
capacidad económica de algunos emporios en Colombia, las razones fundamentales
son las que prevalecen, cuando de defender nuestros derechos se trata. De ahí
que la Levantada Sanción Contra Empresas
Públicas de Medellín es otro de los espectáculos dantescos que nos toca
contemplar a los trabajadores, bajo el remedo de justicia al que ya nos hemos
acostumbrado. Ciertos estamentos se han vuelto otro centro de costo de EPM, no
porque hayan sido creados para eso, sino por la falta de criterio, y no sabemos
que más, de algunos funcionarios en ellos presentes.
Junta
Directiva
UNIGEEP
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