Al mejor
estilo de los más irresponsables administradores, en los últimos tiempos,
Empresas Públicas de Medellín decidió adelantar otro cobro para los
antioqueños, al haber elevado la tarifa de los servicios de energía en una proporción
del 10%, aunque se esté diciendo que se iba a dar una espera que terminaba en
unos pagos diferidos. Cosa bien distinta hablan las facturas que nos han
llegado durante el pasado y presente mes. Tendríamos que ser unos interdictos
aritméticos, para no saber matemáticamente el significado de cambios numéricos
tan indudables.
Las
críticas que se vienen haciendo a la parte tarifaria, en donde están incluidas
las posiciones de ex gerentes y ex funcionarios de la empresa, como nuestro
amigo Francisco Luis Valderrama Aguilar, no se hacen esperar, pues demuestran
que desde hace rato se viene violando y abusando de la paciencia de unos
usuarios que pasan de los 3.6 millones, al estarles trasladando impuestos
camuflados que luego salen a parar en las campañas politiqueras de todos
aquellos que se prestan para el juego macabro del hambre que, se advierte,
pasaran quienes escojan entre pagar una factura de servicios públicos o comer.
Esa es la disyuntiva a resolverse.
En una mediana
democracia, para no reconocer la nuestra de ninguna manera, se tendrían a los
infames de los planes tarifarios que se vienen aplicando en la picota pública,
cuando menos; pero resulta que la naturaleza ingenua de muchos usuarios, hace
que hechos tan axiomáticos pasen casi que inadvertidos; y que politiqueros que
se disfrazan de políticos, no sean sancionados con una votación negativa, como
castigo al contubernio decantado con la administración más perversa de todos
los tiempos. Nuestro gran Pacho Valderrama, ya lo está advirtiendo: nada
extraño hay en que la ceguera administrativa de EPM, ponga a jugar la actual
aparente crisis de un fenómeno proyectado para diciembre, en una campaña
abiertamente electoral.
Una bomba
de tiempo es la que está construyendo la administración de Empresas Públicas de
Medellín, con los abusos que viene cometiendo en su consorcio con un gobierno
nacional que cada vez corrobora su proclividad en la defensa de intereses
extranjeros antes que los propios de nuestra lisiada nación. Cada día el pago
de nuestros servicios de agua y energía se vuelven una cantidad inaccesible,
que está llegando a unos límites que por obvias razones, va a fracturar la
cultura de compromiso que han tenido por décadas, con nuestra entidad los
antioqueños y colombianos de bien. Pero estas lesiones poco le pueden importar
a quienes observan y explotan su paso por nuestros entes, como el negocio que
deben aprovechar para llevarse sus bolsillos llenos.
Decían
nuestros abuelos “El que duerme con críos alborea mojado o de otra forma”, pero
el mal del niño no nos está siquiera humedeciendo, nos está dando la
oportunidad de desvelar a los que haciéndose pasar por honestos, nos viven
aplicando la puñalada tarifaria más canalla que se le pueda trasladar a una
ciudad y departamento, que nada tienen que ver con los acuerdos soterrados
entre una banda de ciclopes tuertos regionales con una caterva de ciegos apátridas
nacionales, a quienes en su concepción más antisocial, poco les va interesar
aportar las soluciones que nuestro pueblo requiere o exige. Y el Fenómeno para el Bolsillo, sumado a
otros sucesos, se podrá convertir en
el camino más expedito para salir de la oligofrenia popular para pasar a la de
la consciencia social que legitime los
cambios que tanto necesitamos en Colombia.
JUNTA DIRECTIVA
UNIGEEP
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