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viernes, 15 de mayo de 2015

Cuando el dinero habla, la justicia calla



No pocas lágrimas, rabias y sentimientos de impotencia nos está arrancando el destierro y desplazamiento de nuestros hermanos de Villa Café, en el sector de Belén, quienes en un estado de indefensión total, decidieron tomarse la iglesia del parque de ese barrio. Esto se veía venir, basta escuchar las palabras del Secretario de Gobierno de Medellín, cuando en todos los medios, incluso antes de iniciarse este proceso fatídico, dijo que todas las familias que habitaban, en justa posesión el terreno pretendido por una ladrillera, serian desalojados a la fuerza.

La supremacía omnímoda que tienen los representantes de la injusticia medellinense, ha permeado todos los niveles, llegando hasta las ramas del poder público, de ahí que se entienda la inoperancia de La Procuraduría, La Personería y La Defensoría del Pueblo, estamentos de bolsillo que están al servicio de la burocracia y de la despatrimonialización del país, dadas las condiciones politiqueras que dirigen estos declarados centros del proxenetismo. No en vano nuestros hermanos de Villa Café no aceptaron la mediación de estos llamados garantes de los derechos ciudadanos, toda vez que saben que su misión es muy distinta a la orientada por la constitución y la ley.

Ancianos, niños, madres cabezas de familia, jóvenes sin opciones de empleo, hombres y mujeres en estados de enfermedad grave, se encuentran en la toma que hicieran de la iglesia de Belén. No les queda más de otra, pues las presiones del poder económico de Medellín, han logrado que nuestros hermanos de Villa Café hayan definido resguardarse en una de las tantas Casas de Dios; así esto no le guste mucho al clero, como lo denunciara en muchos twitter nuestro compañero y abogado Alex Alberto Morales Córdoba. Aquí se nota, de inmediato, que la hipocresía de los ministros que representan la Justicia Divina, también evidencian su insolidaridad en momentos en que nuestro pueblo es perseguido en una forma tan sanguinaria, indolente e infame.

Mientras el gobierno nacional, la gobernación y la administración municipal, construyen grandes urbanizaciones para las elites privilegiadas con documentos viciados, a nuestros hermanos de Villa Café, los condenan al abandono total, esgrimiendo versiones falaces como que no van a legitimar la delincuencia, cuando los Ancianos, niños, madres cabezas de familia, jóvenes sin opciones de empleo, hombres y mujeres en estados de enfermedad grave, que hoy viven esta tragedia, son responsabilidad de los que tanto hablan de paz y de los buenos niveles de convivencia. Premisas falsas, a la luz de la realidad miserable observada.

La mano negra se ve en todo este nefasto proceso. Una ladrillera causando daño ecológico y ambiental de grandes proporciones sin que nadie la investigue; que le paga a un perito $3.500.000, por una representación de sólo dos horas, siendo lo normal, a lo sumo, $500.000, para qué ahonde en detalles chuecos que perjudiquen a los habitantes de Villa Café. Lo más cínico y siniestro es la manera cómo opera la justicia jurídica, la cual se nota sesgada hacia el poder y no hacia su verdadero sentido: la constitución y la ley. De ahí que sea cierto que Cuando el dinero habla, la justicia calla.

Hacemos un llamado urgente a todas las organizaciones sociales para que asuman la obligatoria solidaridad de cuerpo y de clase con nuestros hermanos de Villa Café, para que entre todos los rodeemos con un apoyo y acompañamiento incondicionales, llevándoles alimentos y medicinas y lo demás que demanden en sus necesidades básicas de estos aciagos momentos.

La solidaridad no es ni la caridad hipócrita rodeada de mística, ni la miserable filantropía de los que hacen para ser vistos, sino el sentir como propias las tragedias o las alegrías de nuestros hermanos de clase.

Junta Directiva
UNIGEEP 



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