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lunes, 19 de marzo de 2018

La Compra y Venta de Votos

Muy a propósito de las elecciones recientemente pasadas, y con ocasión de un escrito de la pésima administración de la estafadora Millicom que dice que en “Tigoune” se es transparente, cuando es con la clase politiquera con quienes han podido robarse a UNE EPM Telecomunicaciones S.A. y colocar en riesgo inminente a las Empresas Públicas de Medellín, retrotraemos el titular de un escrito todavía vigente y otro artículo del Doctor Gonzalo Álvarez Henao, con el ánimo de confirmar como se compran y se venden los votos, y como se financian las campañas electoreras, en nuestra región y en nuestro país.

Hace poco también se hizo público un supuesto premio por trasparencia, misma que a diario violentan de todas las maneras posibles en nuestra compañía. Una cosa es ser aceptados en un llamado a 100 empresas, de las cuales solo 20, entre ellas la multicuestionada Millicom, y otra, bien distinta, es que se haya recibido un galardón por jugarle limpio al país. De esto tenemos la suscripción hecha por el Señor Marcelo Cataldo Franco, a lo que jamás podrá darle cumplimiento. Para la muestra un botón, ¿Quién facilitó la dotación de la sede, en Caldas, del Señor Julián Bedoya? Nadie ha investigado esto.




¡QUÉ CONGRESO EL QUE SE ACABA DE ELEGIR!




POR
GONZALO ÁLVAREZ HENAO

Con alguna frecuencia digo que los colombianos somos una especie un poco rara. Su reiterado comportamiento, me lleva a hacer esa reflexión. Veamos un ejemplo: antes de las elecciones se escuchaba con sonoridad las voces de muchos ciudadanos, diciendo que los congresistas eran unos ladrones. Pero en masa salieron a votar por ellos, y sin que hayan pasado muchos días de la  celebración de las elecciones para elegir Representantes a la Cámara y Senadores de la República,  ya estamos escuchando a muchos compatriotas decir, que resultaron elegidos los mismos ladrones.

Estas inquietudes ciudadanas nos deben llevar a formularnos esta pregunta: ¿Quién eligió a esos mismos ladrones? ¿Tendrán autoridad moral los miles de colombianos que votaron por esta manada de corruptos que están cuestionados, con demasiada anterioridad, por los organismos que hacen seguimiento electoral, para seguir lamentándose por sus pésimas decisiones?

¿En estas condiciones se puede hablar de democracia fuerte y vigorosa en Colombia, cuando tan pronto se conoció la nueva composición del Congreso, empezaron los cuestionamientos por su poca renovación y porque siguen los mismos con las mismas? Con frecuencia escuchamos decir que la sociedad colombiana está enferma; pero muy poco se la habla de la enfermedad de la democracia. El Congreso que se acaba de elegir, es el resultado de unas elecciones fraudulentas, vergonzosas, tramposas y sucias ¿Puede tener legitimidad un Congreso, cuyos integrantes mayoritariamente, resultaron elegidos al parecer con el apoyo de algunos actores armados, o movidos en muchos de los casos los votantes, por el odio, el miedo, el  engaño y  la mentira?
Ningún colombiano sensato, puede aceptar sin dejar de alarmarse, los resultados obtenidos en los comicios celebrados el pasado 11 de marzo de 2018; pues si bien es cierto que se eligió el Congreso de la República, lo verídico, lo real, lo comprobable es que los encargados de ejercer el control político, de hacer las leyes y de afirmar la democracia, en su mayoría, aparecieron precisamente electos, violando el ordenamiento jurídico del país, y los más elementales principios éticos y morales.

El caso paradigmático es el de la senadora Aida Merlano Rebolledo. En su sede de campaña se repartía dinero a diestra y siniestra. Su hermana Vanessa Victoria Merlano Rebolledo y cinco personas más fueron capturadas en la sede de campaña de la electa congresista aludida. Según el reporte oficial en la redada, las autoridades hallaron 261 millones de pesos en cajas fuertes, certificados electorales, cuatro armas y 50 mercados.


Es una verdad axiomática de que en estos comicios se cometieron toda clase de delitos electorales, en los que aparecen comprometidos candidatos y votantes. Los delitos electorales, en tratándose de la compraventa de votos se deberán tipificar para sancionarlos, como delitos de doble vía, puesto que corruptos y corruptores son enemigos del país y de la democracia. 

Ahora bien, corromper al pueblo, quien es el constituyente primario y en el que reside la soberanía de la nación, es un delito monstruoso. La nueva composición del Congreso de la República, después de las votaciones del domingo 11 de marzo de 2018, refleja el poder de las maquinarias, las estructuras armadas, el narcotráfico, las mafias de la contratación y las herencias familiares, pues los parapolíticos y los corruptos mantienen su presencia en cuerpo ajeno. Cierro estos breves comentarios con esta sentencia de SIMÓN BOLÍVAR:

Un pueblo ignorante, es un instrumento ciego de su propia destrucción”



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