
POR:
GONZALO ÁLVAREZ HENAO
El mejor homenaje que les
podemos hacer a las madres, en especial a las gestantes, es pedir con voz firme
que pare el maltrato contra ellas, que no las asesinen o las dejen morir por la
inadecuada o deficiente atención médica. Siendo el servicio público
de la salud un asunto de vida o muerte, llama poderosamente la atención, que
los colombianos le pongamos tan poco interés y nos mostremos tan indiferentes
ante la tragedia que viven a diario los usuarios de este derecho universal, en
especial muchas de las mujeres en estado de gravidez.
Las cifras son alarmantes:
en el año 2016, la Organización Mundial de la Salud OMS, presentó las Estadísticas
Sanitarias Mundiales en las que se pone en evidencia de que muchos países están
lejos de conseguir una cobertura
sanitaria universal, y que los ciudadanos se enfrentan a unos gastos
sanitarios definidos como expensas
corrientes sanitarias que superan el 25 % del total de los egresos de los
hogares. En este artículo, nos vamos a ocupar un poco de la situación mundial
de la salud, para dejar en claro que este ya no es un derecho universal, sino
un lucrativo negocio, para luego mirar lo que está pasando en Colombia con las mujeres
y como caso especial, las embarazadas.
El informe presentado por la Organización Mundial
de la Salud, nos proporciona una estadística
y una evaluación de los datos anuales y
las metas de los ODS relacionadas con la salud, que ilustran la magnitud del
problema, al revelar que en el año 2016, 303.000 mujeres murieron debido a
complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, y 5,9 millones de niños
mueren antes de cumplir cinco años.
En Colombia la situación es
dramática, en el año 2016 murieron violentamente 731 mujeres, cifra alarmante,
pero muy cercana a la que nos proporciona un
estudio divulgado por la Universidad Nacional en el año 2015, en el que se
señala que cerca de 600 mujeres gestantes murieron en nuestro país. El estudio hace un comparativo con lo que
sucede en Chile, en donde el índice es de 15 mujeres embarazadas muertas por cada
10.000, mientras que en Colombia es de 66 por cada 10.000. Dice la Universidad Nacional que esta es una
realidad comparable con la de países de África. Pero a las élites gobernantes,
esto parece no preocuparles.
Lo que muestra el
estudio es que en Colombia, la situación para las madres
gestantes es preocupante, pues, cerca de 600 mujeres embarazadas mueren
anualmente, y de ellas el 16% son madres adolescentes. El gobierno en su afán
por falsear la realidad, presenta sus propios estudios y dice que en el año
2016 murieron alrededor de 200 madres por causas relacionadas con el embarazo,
el parto o el puerperio, que es el periodo que transcurre desde el
alumbramiento hasta que la mujer vuelve a sus actividades normales, pero no
reconoce su responsabilidad por la falta de una atención médica adecuada antes y en el momento del parto.
Es una realidad
inocultable de que la atención materno - infantil es deficiente, porque se
concentra en pocas clínicas especializadas y en centros hospitalarios que funcionan
en precarias condiciones. Tanto en las clínicas especializadas como en los
seudo hospitales, las gestantes son sometidas a largos tiempos de espera, con los consiguientes
riesgos para la vida de la madre y el bebé. Muchas de estas vidas se pudieran
salvar, pero los mercaderes de la salud convirtieron este derecho universal en
un bien de consumo, un privilegio y un lucrativo negocio.
Muchos de nosotros
mantenemos los ojos puestos en las EPS, y eso está muy bien. Lo que no está
bien, es que no abramos bien los ojos para que nos fijemos más en las todo
poderosas multinacionales farmacéuticas. En el agosto de 2016, según un
análisis elaborado por Financial Times, las grandes farmacéuticas obtuvieron miles
de millones de dólares en utilidades, a pesar de tener patentes vencidas de
medicamentos y denuncias de que el ejecutivo Martín Shkreli incrementó el
precio de un fármaco para el sida en un 5 mil por ciento, desatando un
escándalo y airadas protestas.
En el 2014 se conoció que
el gigante estadunidense Pfizer, que es la compañía de medicamentos más grande
del mundo, alcanzó utilidades de un 42 por ciento. En el año 2012, 10 de las
principales empresas farmacéuticas
facturaron 335 mil millones de dólares, un incremento de más del 29 por ciento
comparado con el 2004. De varios de los
medicamentos que producen las multinacionales se dice frecuentemente que, en
muchos casos, resulta más peligrosa la medicina que la
enfermedad. Para concluir, debo decir que la salud hoy no es un derecho de
todos, sino un privilegio de unos pocos, aquellos que pueden pagarla. La posibilidad
de acceder a los servicios sanitarios, al tratamiento y a los medicamentos sigue
siendo un enunciado y una promesa incumplida, habida cuenta que los más pobres
no pueden pagar los elevados costos, y porque conseguir cama en un hospital es
toda una odisea.
“Sólo unos pocos
prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos”
Gayo Salustio
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