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lunes, 7 de mayo de 2018

¡QUÉ EL DÍA DE LA MADRE NO SEA UNA FIESTA DE LOS COMERCIANTES, SINO UN ACTO DE REFLEXIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO A TODAS LAS MUJERES VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA Y EL ABANDONO OFICIAL!



POR:
GONZALO ÁLVAREZ HENAO



El mejor homenaje que les podemos hacer a las madres, en especial a las gestantes, es pedir con voz firme que pare el maltrato contra ellas, que no las asesinen o las dejen morir por la inadecuada o deficiente atención médica. Siendo el servicio público de la salud un asunto de vida o muerte, llama poderosamente la atención, que los colombianos le pongamos tan poco interés y nos mostremos tan indiferentes ante la tragedia que viven a diario los usuarios de este derecho universal, en especial muchas de las mujeres en estado de gravidez.

Las cifras son alarmantes: en el año 2016, la Organización Mundial de la Salud OMS, presentó las Estadísticas Sanitarias Mundiales en las que se pone en evidencia de que muchos países están lejos  de conseguir una cobertura sanitaria universal, y que los ciudadanos se enfrentan a unos gastos sanitarios  definidos como expensas corrientes sanitarias que superan el 25 % del total de los egresos de los hogares. En este artículo, nos vamos a ocupar un poco de la situación mundial de la salud, para dejar en claro que este ya no es un derecho universal, sino un lucrativo negocio, para luego mirar lo que está pasando en Colombia con las mujeres y como caso especial, las embarazadas.

El  informe presentado por la Organización Mundial de  la Salud, nos proporciona una estadística  y una evaluación de los datos anuales y las metas de los ODS relacionadas con la salud, que ilustran la magnitud del problema, al revelar que en el año 2016, 303.000 mujeres murieron debido a complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto, y 5,9 millones de niños mueren antes de cumplir cinco años.

En Colombia la situación es dramática, en el año 2016 murieron violentamente 731 mujeres, cifra alarmante, pero muy cercana a la que nos proporciona un estudio divulgado por la Universidad Nacional en el año 2015, en el que se señala que cerca de 600 mujeres gestantes murieron en nuestro país.  El estudio hace un comparativo con lo que sucede en Chile, en donde el índice es de 15 mujeres embarazadas muertas por cada 10.000, mientras que en Colombia es de 66 por cada 10.000. Dice  la Universidad Nacional que esta es una realidad comparable con la de países de África. Pero a las élites gobernantes, esto parece no preocuparles.

Lo que muestra el estudio  es  que en Colombia, la situación para las madres gestantes es preocupante, pues, cerca de 600 mujeres embarazadas mueren anualmente, y de ellas el 16% son madres adolescentes. El gobierno en su afán por falsear la realidad, presenta sus propios estudios y dice que en el año 2016 murieron alrededor de 200 madres por causas relacionadas con el embarazo, el parto o el puerperio, que es el periodo que transcurre desde el alumbramiento hasta que la mujer vuelve a sus actividades normales, pero no reconoce su responsabilidad por la falta de una atención médica  adecuada antes y en el momento del parto.


Es una realidad inocultable de que la atención materno - infantil es deficiente, porque se concentra en pocas clínicas especializadas y en centros hospitalarios que funcionan en precarias condiciones. Tanto en las clínicas especializadas como en los seudo hospitales, las gestantes son sometidas a largos  tiempos de espera, con los consiguientes riesgos para la vida de la madre y el bebé. Muchas de estas vidas se pudieran salvar, pero los mercaderes de la salud convirtieron este derecho universal en un bien de consumo, un privilegio y un lucrativo negocio.




Muchos de nosotros mantenemos los ojos puestos en las EPS, y eso está muy bien. Lo que no está bien, es que no abramos bien los ojos para que nos fijemos más en las todo poderosas multinacionales farmacéuticas. En el agosto de 2016, según un análisis elaborado por Financial Times, las grandes farmacéuticas obtuvieron miles de millones de dólares en utilidades, a pesar de tener patentes vencidas de medicamentos y denuncias de que el ejecutivo Martín Shkreli incrementó el precio de un fármaco para el sida en un 5 mil por ciento, desatando un escándalo y airadas protestas.

En el 2014 se conoció que el gigante estadunidense Pfizer, que es la compañía de medicamentos más grande del mundo, alcanzó utilidades de un 42 por ciento. En el año 2012, 10 de las principales    empresas farmacéuticas facturaron 335 mil millones de dólares, un incremento de más del 29 por ciento comparado con el 2004. De varios  de los medicamentos que producen las multinacionales se dice frecuentemente que, en muchos  casos,  resulta más peligrosa la medicina que la enfermedad. Para concluir, debo decir que la salud hoy no es un derecho de todos, sino un privilegio de unos pocos, aquellos que pueden pagarla. La posibilidad de acceder a los servicios sanitarios, al tratamiento y a los medicamentos sigue siendo un enunciado y una promesa incumplida, habida cuenta que los más pobres no pueden pagar los elevados costos, y porque conseguir cama en un hospital es toda una odisea.

“Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos”
Gayo Salustio


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