Covid 19 en EPM
Tras destaparse la ola de contagiados con el
virus que anda destapando a trúhanes y desenmascarando a los personajes más
abominables y nefastos de nuestra sociedad, lamentablemente le ha tocado el
turno a nuestra Casa Matriz. Sí, de un
momento a otro se han descubierto los casos de enfermos en Hidroituango, pero
lo curioso y detestable es que quien fuera el encargado de conducir a la
entidad ante cualquier amenaza en este sentido, saliera corriendo presentando
su renuncia el pasado 31 de mayo de 2020.
Si señores, Carlos Ignacio Correa Valencia, según
información de la propia Gerencia General se fue de EPM tras presentar su
dimisión, en un acto de irresponsabilidad que solo ratifica nuestra postura
férrea en contra de todo el personal administrativo que tiene a nuestra empresa
en el ostracismo más reprochable de los últimos 20 años. Así de sencillo, solo
bastó con que aparecieran en un número reducido para el total de más de 300
casos que conocemos, para que uno de los apoltronados y amañados con su salario
exorbitante, decidiera salir corriendo, dejando a la entidad con la
problemática de fondo. Muy fácil así: devengar salario hasta cuando llega la
hora de presentar resultados.
Es de recordar que en abril del 2018, cuando
comenzó la crisis de Hidroituango, la Señora Martha Aida Duque Botero y Juan
David Vélez Hoyos, según información que nos hicieran llegar nuestros buenos
amigos, también salieron, como si nada pasara, para Europa, continente donde
estuvieran dándose la gran vida mientras unos denunciábamos los actos de
corrupción con ese proyecto, en tanto los corruptos de siempre trataban de
tapar los ilícitos indiscutibles que han perjudicado a nuestra empresa, a la
ciudad, al país, a los campesinos y a todos los trabajadores incluidos los de
la región afectada. Los actos miserables de los funcionarios fraudulentos, continúan
su curso imparable como un acto funerario para EPM.
No dejaremos de resaltar la decisión cobarde de
quien antes que dar la cara frente a la grave problemática que perjudica a EPM,
con los afectados por la pandemia, se baja del barco como roedor en peligro.
Más deplorable es que no haya una dirección que le exija resultados, habida
cuenta de la obligación que tiene desde la función oficial, bajo el juramento
de la moralidad pública que lo cubre y lo conmina a responder por sus
actuaciones. En este estricto orden de ideas, como Coordinadora Sindical, sí
estamos en la condición de adelantar las acciones pertinentes, para quien solo
se ocupó de estar llamando a los trabajadores que cumplían con su tiempo de
pensionarse, presionándolos para que se fueran con la premisa de que son unos
amañados y descarados.
Tan a la deriva está
nuestra Casa Matriz, que en junio se armó un escándalo por el traslado a
Medellín de un grupo de trabajadores de Hidroituango que habían resultado ser
positivo para Covid 19, el alcalde Quintero Calle fue el primero en poner el
grito en el cielo y manifestar en varios medios que esta era una acción
irresponsable, se ponía en riesgo a toda la ciudad y debería ser sancionado
quien permitió este traslado. De este suceso rescatamos dos puntos, sea lo
primero decir que si el bus no sufre ese infortunado accidente, nadie se
hubiese enterado; lo segundo es que el Señor Alcalde se transforma cuando ve
una cámara y quizás por eso olvidó que él, como presidente de la Junta de EPM es
el responsable de esta acción, pero queda en evidencia que en EPM se lo pasan
por la faja o él es tan hipócrita que armó show por algo que él sabía. El
triste desenlace de este incidente es el de siempre, terminó siendo culpa de
“alguien” de la ARL que no tramitó un permiso.
Nuestra empresa está a la deriva, con un
Alcalde pantallero que simula asumir su papel cuando de cámaras y show se trata y con un Gerente
General de bolsillo, nombrado para consorciarse con la podredumbre existente,
aquella que secunda de acuerdo a las exigencias que le impongan estas bandolas que
a nivel interno son las que marcan los destinos mortuorios de nuestra otrora
ola verde de bienestar. El enquistamiento de la masa que está dejando acéfalo
nuestro ente, ha quedado más que evidente con lo que el Covid 19 en EPM, ha destapado.
La proclividad de una gerencia hacia el inmoral proxenetismo, plagado de
corrupción, hará hasta lo imposible para que sus cómplices y sequitos queden
impunes. ¡Ya veremos!
“No puede el médico curar bien sin tener presente al enfermo”
Séneca
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