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viernes, 3 de diciembre de 2021

Las jugaditas de los falsos y pseudo empresarios de Millicom


Las jugaditas de los falsos y pseudo empresarios de Millicom 

Luego de un despido masivo de cerca de 210 pilotos en el 2017, a los que les violaron el debido proceso, como bien lo sabe hacer la Señora Ana María Rubio Rubio, ahora resulta, la atenida y sostenida por el narcoestado colombiano, Avianca, ofreciendo el reintegro de sólo 100 pilotos, con lo que saldrá robándose el derecho fundamental al trabajo de aproximadamente 110 compañeros. ¡Qué tal esto! El sustento de todas las familias de igual número de aviadores se verá afectado en lo básico y en lo fundamental. No dejando de citar que, por extensión, la economía de nuestro país sufrirá igual pérdida, pues mientras los propietarios de la aerolínea sacan los dineros para los paraísos fiscales, los empleados con sus consanguíneos, invierten su salario dentro de la nación. 

Sobra felicitar a los compañeros aviadores que logren su reintegro a la aerolínea, pero duele aceptar que un número mayor de pilotos no puedan contar con la misma fortuna, aprobándose con esto la estrategia de poner a jugar a la suerte que le depare la justicia jurídica a los trabajadores en Colombia; dado que mediante el método de pedir perdón antes que pedir permiso, el hampa pseudo empresarial se lucra con los excedentes que dejan la sangre, el sudor y las lágrimas de quienes han aportado parte o toda su vida para sostener los emporios que, más temprano que tarde, se auto roban sus aparentes dueños o testaferros, en la búsqueda de reorientar sus capitales en movimientos distintos como el lavado de activos o modificando entre sí, con sus efugios, en las compañías para conculcar los derechos y las conquistas laborales y defraudar al fisco. 

En su accionar transgresor de las normas que ellos mismos le ordenan aprobar a los Representantes a la Cámara y a los Senadores que también eligen, para que cumplan con sus proyectos antisociales, continúan con la contratación, de personajes como Ana María Rubio Rubio, que llegan a cumplir los mandatos que tienen como fin golpear a los trabajadores y favorecer a los defraudadores de la hacienda nacional. Es indiscutible que la aludida está implicada en los sucesos oscuros de las chuzadas y demás actuaciones ilegales contra nuestros compañeros aviadores, porque una cosa es que sea culpable y otra, muy distinta, es que no haya un estamento investigador que cumpla con sus obligaciones. 

Si la individua Ana María Rubio Rubio, sirviera para algo conexo con la constitución y la ley, no hubiera sido comprometida por los usurpadores de Millicom, en la supuesta Vicepresidencia de Gente, como el “nuevo fichaje” experto en patear nuestros derechos laborales, con unas pésimas costumbres personales de las que, en su debido momento, hablaremos. La Señora Ana María, continuamente hace gala de su soberbia lo que la lleva a tener salidas en falso tal como la de tener el atrevimiento de decir que nos ensañaría de sindicalismo mediante unos cursos de dudosa procedencia, sumados a una educación sobre finanzas como si algo de autoridad moral, intelectual y académica tuviera. 

Es lamentable y muy repudiable que quien le causara tanto menoscabo a nuestros compañeros aviadores, esté pavoneándose en nuestra compañía, como si nada pasara, implementando todo tipo de ilícitos en perjuicio, no solo de los trabajadores, sino en detrimento de la moralidad pública y administrativa, continuando con los atentados contra la salud pública y laboral, permitiendo la defraudación de los impuestos del tesoro nacional y consintiendo muchas otras actuaciones arbitrarias que le denunciáramos, y de las que ya es cómplice, como lo define la legislación que nos gobierna y que nos rige. Las jugaditas de los falsos y pseudo empresarios de Millicom, tienen, pues, en la susodicha a la obediente ejecutora que sin escrúpulo alguno hace caso, sin objeciones y remordimientos, porque esa condición solo la tiene quien no cambia los principios morales por bonos. 

“El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad”

Aristóteles

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