Es desconcertante el mar de
contradicciones en que vive nuestro mundo, aquel permeado por toda suerte de
mercantilistas y chupasangres. Por alejados que estemos, en muchas cosas, con
las administraciones tanto de Empresas Públicas de Medellín como de UNE EPM
Telecomunicaciones, el retrogradismo o
la sinrazón no nos pueden llevar a deslegitimar programas que benefician a la
comunidad medellinense, antioqueña y, porque no, la colombiana. Cuando se dan
hechos que merezcan un reconocimiento pleno y positivo, nuestra postura será la
de apoyarlos sin la menor duda.
Cuando se creó la figura de la tarjeta
EPM, fuimos críticos por la actuación del BID como coparticipe de un programa
en el que nuestra entidad no requería de la injerencia de capitales foráneos
para el avance de una finalidad social. Como quiera que todos sepamos la manera
en que después las trasnacionales entran a cobrar y a apoderarse de los
progresos en nuestros países conseguidos. Así se nos presenten como
facilitadores del desarrollo de los pueblos, lo que hacen los famosos convenios
interamericanos es someter todos los estados, del tercer mundo, a sus intereses
y condiciones.
¿Qué pasa hoy? La gran mayoría de
nuestros usuarios han asumido una cultura orientada a la adquisición de muchos
de sus electrodomésticos y otros productos, hasta de albañilería, a través de
la conocidísima Tarjeta EPM, dadas las facilidades que con ella se obtienen:
bajas tasas de interés, diferido de cuotas a muy largo plazo y la consecución
de bienes inmediatos, entre otros. Tratar de desaparecer una figura que ya se
ha posicionado entre los que demandan nuestros servicios, es tocar una
sensibilidad que puede acabar con la confianza de pago y de compromiso de una
comunidad con nuestra empresa. Podrán presentarse críticas que lleven a
calificar el Programa de Financiación como la creación de necesidades
suntuosas, pero esta no es la discusión, y si la es no es el momento.
Los mercantilistas de Fenalco, han
iniciado una batalla jurídica que pretende invalidar la conquista de una comunidad
que ha sido convencida por un programa que ha solucionado parte de sus
necesidades, llámense básicas o suntuosas. Estos chupasangre, ya no tienen el
poder de un monopolio que coloca los precios exorbitantes que acostumbran,
porque Empresas Públicas de Medellín se volvió un regulador oficial en la
adquisición de electrodomésticos y otros bienes. La Tarjeta EPM es una dinamizadora
de la economía regional, gústenles o no a los componedores del segmento de desgracia
financiera de muchos antioqueños: los especuladores comerciantes.
Aquí cabe anotar que nuestros
antagonismos con las administraciones actuales radican en el distanciamiento de
la implementación de programas sociales como la Tarjeta EPM, creando unas
facilidades de pago para desconectados, tarifas cómodas y cancelables para
todos los usuarios, en vez de estar saqueando nuestros recursos y poniéndolos
en graves riesgos con proyectos peligrosos como los que recientemente se están
firmando nacional e internacionalmente. Por el momento Hay que Defender el Programa de Financiación de EPM con todas las
fuerzas y el rigor social que nos pueda asistir. Estaremos atentos para apoyar cualquier
requerimiento de la comunidad y los usuarios para lograr un resultado positivo
en este nuevo atentado del sanedrín mercantilista.
Junta
Directiva
UNIGEEP
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